miércoles, 10 de junio de 2015

Renuncia

Debo guardar mis sentimientos en lo más profundo,
es el momento de dejar a un lado las ilusiones,
controlar las emociones.
Llegó la hora de pisar firme en lo real
ahuyentar las fantasías y vivir lo que toca.
Tal vez me esté despidiendo definitivamente de mis sueños,
esa utopía que solo se espera en la inocencia,
tal vez esté asesinando la última oportunidad de ser feliz, 
la última oportunidad que me da la vida
de disfrutar racionalmente de la locura,
de ésta tormenta de sensaciones exquisitas, 
de lo sublime.
Tal vez nunca más logre escribir,
y en el intento de ser sensata y justa
se desvanezcan los restos de mi singularidad.
Me abstengo de esperar esa mirada cada día, 
de descubrir de a poco
los secretos que ocultas tras cada parpadeo,
me abstengo de disfrutar las notas de tu voz,
tus palabras,  tu sonrisa, tus susurro,  tus revelaciones,
a percibir el aroma tenue de tu piel
el elixir de dioses que pocos mortales osan profanar.
Me abstengo de seguirte, de esperarte
tal vez he delinquido tan sólo con desearte, 
tal vez me he condenado al quererte alcanzar,
tu, lo sublime,
lo humilde, lo sincero,
tu... lo que siempre he esperado.
Me abstengo de sentir la alegría
que el indicio de tu presencia me proporciona,
el saber que existes, en algún lugar
deja mi existencia tranquila y satisfecha.
Me doy por bien servida, te conozco,
he removido algunas capas de tu gran caparazón, 
me has recordado que estoy viva
que valgo, que puedo hacer mis sueños realidad,
tu saliste de ellos y me enseñas a vivir.
Renuncio a querer descubrir la sensación de tocarte,
el calor de tus caricias, el sabor de tus besos.
Mi consciencia no lo espera
pero muero por ti, doy todo por ti.

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