jueves, 26 de noviembre de 2015

Mientras dormias

Cerraba los ojos buscando el conducto hacia el inconsciente, buscaba en vano evadir la realidad intentando luchar contra mi mente, intentando dejarme llevar, nunca llegaba, nunca pude cerrar los ojos. De pronto una luz se encendió, tal vez detrás de cada murmullo de muerte, de falta, se despierta de nuevo la magia marchita. En un pensamiento de muerte y ausencia la piel comenzó a brillar, mientras tus ojos se cerraban.

Luego el deseo de mantener la mente serena, los pensamientos fluir, se fueron desvaneciendo, intenté imaginar cómo sería mi vida sin ti en ella, sin tu cariño, sin tus palabras, intenté imaginar que habría más allá de ti, tal vez mas imperfección, unas más que otras, algo extraordinario, nada que no me haga llorar al final, de tristeza o alegría. El sonido del silencio se comenzó a escuchar, voces vacías y siniestras a mi oído, mientras tus labios callaban. 

El espacio fue cambiando, las paredes desvaneciendo, todo tornándose gris, hilos, destellos de luz tenues lastimaban mis pupilas en la oscuridad, inmensas alas te cubrían, te raptaban, te alejaban, te desvanecían, las siluetas me aprisionaban, mis ojos acostumbrados a la luz, cegados, pigmentados de ocres, la realidad se escapaba, mientras tus ojos se cerraban.

Al abrir los ojos sentía el vacío del infinito, el mundo a mis pies, pude ver el espectáculo del ocaso, sus últimos rayos de calor en las alturas, volando, conducida a lo desconocido, a lo platónico, a lo imposible, el viento soplaba aromas frescos, electrizantes, a favor, sin descenso, sin fin, el suelo se veía más pequeño, en un instante quedé suspendida, flotando, sin impulso, escuchando susurros de soledad y olvido. La vida se paralizaban mientras tus labios callaban.

Salían disparadas chispas del tizón, explosiones de carbón llenaban de humo la estancia, el horizonte borroso no se divisaba, el olor asfixiante me  mareaba, me perdía, desorientada, tanteando las paredes, una mano fuerte tomó la mía, me arrastró, rasgando mi piel, me dejó respirar aire fresco, me recostó, cobijó y dio calor, eran tus brazos, era tu regazo. Tu tranquilidad me hizo dormir, mientras tus ojos cerraban, mientras tus labios callaban, mientras dormías.

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